Las equivocaciones y los errores no te impiden llegar a destino

… “caminante peregrino”, ten cuidado, ¡no te dejes engañar!… ¡no pierdas tu ritmo y tu camino!… si pretendes mucho, ¡obtienes poco!… si lamentas las ausencias, ¡se vuelven éstas más lejanas!… valora lo que siempre está en tu corazón… porque ese es el perpetuo respirar de tu vida… donde nada se pierde… porque todo – ¡y mil veces todo! – se halla en el Corazón de Dios… ¡vamos!, no vaciles, ni dudes…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, es cierto que las circunstancias exteriores pueden parecer abrumadoras… y dañar los mejores entusiasmos, es cierto… sin embargo, los caminos exteriores no tienen la importancia que les atribuyes… ten por cierto que las equivocaciones y los errores no te impiden llegar a destino… todo lo que acontece puede servirte a arribar por fin a una meta trascendente… que supera los límites de la expresión, del lenguaje, de las ilusiones, de los consensos, de lo que se dice… y aún de lo que se tiene por verdadero… ¡no te desanimes!…

… si erraste ayer, ¡no importa!… encamínate hoy, de nuevo, hacia las metas más altas… supera tiempos espacios y lugares… ¡ya te encuentras más allá!… eres libre, ¡lo fuiste siempre!, aunque tantas veces te descubrieras perplejo por la falta de comprensión de tu ambiente… recuerda: ¡estás más allá!… tu vocación no está determinada por lugares comunes, ni por reglamentos… tu vocación es profunda y tu vida, muchas veces, topará con lo de fuera… pero no es eso: ¡tu vida no depende de lo de fuera!… en suma, sé valiente y ten coraje… respira y continúa tu camino…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, no permites que los profetas de calamidades y del desaliento susurren a tus oídos… anuncia con tus pasos la esperanza a tantos hermanos descorazonados… anuncia con tu confianza y alegría el Amor y la Misericordia a tantos hermanos enlutados… mira que “no llegará tan pronto el fin”… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 21,5-9: “… no llegará tan pronto el fin… ”)…