Los abuelos nos ubican en el tiempo

… los abuelos nos ubican en el tiempo… ellos son la “historia vivida”, no la “historia relatada”… el tiempo es el “misericordioso abrazo de la eternidad” de Dios, es el “deseo maravilloso” de un Dios que quiso compartirse, es la “porción de tierra” que enraíza hondamente la palabra, es el “espacio” que permite el bello desplegarse de los gestos, es el “surco” que atestigua lo que torpemente intentamos, es el “testigo fiel” de nuestras infidelidades, es el “intérprete” de la sinfonía inconclusa de nuestros actos, es el “mapa invisible” de nuestras más íntimas coordenadas, es el “perfume memorioso” de nuestra más fina piel, es el “exigente juez” de lo importante, es el “paciente testaferro” de lo urgente, es la “genial combinación” de lo posible, es el “componente indispensable” de lo bueno, es el “lento traductor” de lo que resulta incomprensible, es el “respaldo seguro” de lo hecho, es el “abridor de los sueños” más hermosos, es el “mejor entrenador” ante los golpes de la vida, es el “tutor inexorable” de todo proyecto, es el “sabio cauterio” de lo que se aprendió con dolor… la “rosa sin porqué” vive el tiempo como un abrazo de eternidad y como un perfume memorioso de la gratuidad… ¿cómo vives el paso de las horas?, ¿dejas que la familia dimensione tu tiempo?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 13, 16-17)…