Contempla en la rosa el cielo y en el instante la eternidad

… “caminante peregrino”, has salido y sales de cualquier lado… pero tus pasos te llevaron, te llevan, a «otra parte»… que era, y que es, ¡más que un lugar!… saliste, pues, de donde estabas… al parecer «salir» comporta partir hacia afuera… pero aquí se trata de partir hacia «adentro»… un «adentro» que es mayor que cualquier espacio…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, ayer saliste hacia otro lugar y hoy sales de donde sea para adentrarte en el corazón… ayer partiste hacia afuera, hoy partes hacia adentro… es un camino que supera toda imagen… es un camino admirable y único, que es profundidad y no se percibe desde afuera, que es silencio, que es soledad…

… ¿una nueva montaña a escalar?… sí y no, sólo un pequeño instante y apenas una mirada… lo que parece lejano es, con frecuencia, lo más inmediato… cuando no pienses estarás más allá… ¡cuánto aspira y suspira el hombre por superar las fronteras!… ¡cuánto ahogo en esos ámbitos estrechos, aquí y allá!… aprende, en cambio, a contemplar en la rosa el cielo, en el instante la eternidad.

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, aprendes a vivir cada situación como una oportunidad… no pongas excusas, no busques justificaciones, no te mientas ni mientas, haz siempre bien el bien… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 6,6-11: “… ¿está permito, en sábado, hacer el bien o el mal?…”)…