Existe un amor que une y que mantiene unidas las partes

… existe un amor que une y que mantiene unidas las partes, es hermoso y hay que cuidarlo con mucho esfuerzo porque como todo lo valioso escasea… es un amor disoluble, posible de separación, porque las partes se conservan como tales: las parejas, los amigos… existe otro amor que funde en unidad, las partes ya no existen, es una unidad de dos, es un don sublime que no hay que cansarse de agradecerlo… es indisoluble, no es pasible de separación, porque las partes ya no existen: los esposos… “María de Caná, curiosa en el detalle y discreta para actuar, en tus ojos de Madre y en tu mirar de caridad, haznos cuidar que no falte el buen amor que brindar… no permitas se nos acabe el vino de la esponsalidad, que entre dos se comparte, pero a más se quiere dar… mas si por ahí tú vieras que escaseándonos está, pide a Jesús, su Milagro, repita… ¡que lo haga por su Mamá!…”… la “rosa sin porqué” vive la alegría del amor por la gratuidad que la enamora… ¿agradeces y cuidas el amor que te enamora?, ¿intentas acompañar a aquellos que aún no han encontrado, o han perdido, la “alegría del amor”?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 19,3-12)…