… la abundancia material empacha por saturación de bienes, la abundancia espiritual plenifica por participación del bien… soñamos con la abundancia como promesa de felicidad… una entristece, la otra alegra… una mata, la otra vivifica… “Señor dame tu mano y apoya en mí tu madero… deja que sostenga hoy tu amor tan verdadero con la ayuda de tu gracia, mas no con mi propio esfuerzo… que la abundancia de tu amor que me miró primero grabe en mi la misión de ser ‘ladero’ de todos los que sufren escasez y aún dicen ‘espero’… así, cuando estemos ya en la Cruz, y cuerpo a cuerpo, pueda decirte: ‘Señor, acuérdate de mí, allí en tu Reino’”… la “rosa sin porqué” anuncia la abundancia de la gratuidad plenificando a quien la recibe… ¿compartes la abundancia de amor que gratuitamente has recibido?, ¿sólo buscas la felicidad en la abundancia de las cosas?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 10,1-9)…