La gratuidad porta, secreta y discretamente, una elección interior que te lleva a un horizonte de transfiguración

… la gratuidad porta, secreta y discretamente, una elección interior que te lleva a un horizonte de transfiguración que poco o nada tiene que ver con las opciones transitorias, aunque válidas pero insuficientes, de todo lo que te circunda… para ser haz dejar de ser, y dejar porque “te dejan”… no eres tú el que “dejas” por elegir esto o aquello… “el que es” te eleva en sus propias alas y te levanta hasta la gratuidad… ahora bien, esta “elevación” inaudita comporta un misterioso “descenso”, que nadie puede describir ni explicarte… el enamorado “es” en el amado, en la amada… por eso es mejor dirigirte “directamente” a quien te enamoró y te robó el corazón y atrapa toda tu atención… no hables de él, de ella, en tercera persona, sino háblale a él, a ella, porque es él o ella quien primero y siempre te habla… y te dice: “¡ven!”… y te dice, y te repite: “¡ven a casa y deja lo que no nos pertenece!… tú, enamorado, enamorada, ¡sígueme!…”… ¡tantas veces parece que pierdes cuando te dejas elegir por la gratuidad, quedo te dejas enamorar!… pero no pierdes nada, ¡ganas todo!… la #rosasinporqué todas las mañanas le dice si a la gratuidad y su vida se despliega, enamorada, en alegría y confianza… ¿te dejas elegir incondicionalmente por el amor y la gratuidad o eres huidizo y desconfiado?, ¿sigues con fidelidad enamorada al amor que te enamoró?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 6,12-19)…