Es un otoño como todos los otoños

… es un otoño como todos los otoños… los senderos están cubiertos por alfombras de hojas muertas, caídas de los árboles del bosque… la tierra no se ve, está oculta debajo… sólo pisas sobre las hojas que crujen bajo tus pies, pero esas hojas no te sostienen… no te puedes afirmar sobre ellas… tampoco son ellas la tierra, que te queda escondida… pero es claro que caminas… así es la vida del amigo y de la amiga de las rosa… su vida, tu vida, está escondida, es más profunda siempre… ¿qué te ocupa ahora?, ¿las hojas muertas o la tierra viva?… entra, pues, en tu corazón, oculto, y gózate en la realidad que no puedes medir… eso sí, no te fatigues pretendiendo que la débil alfombra sea un fuerte camino… reposa sobre Amor y sigue sin temor, el Señor está contigo… ausculta los latidos de su Corazón amante y déjate lavar los pies… “… en el agua turbia de mis pies lavados, el tinte limpio de tu Amor, dejaste claro… son los pies que te hicieron bajar a los quebrados, que perdieron su sandalia, y, aún descalzos, se internaron por caminos polvorientos, hecho barro… pies que vieron el sendero en cruz marcado y lo esquivaron, que encontraron la piedra de tropiezo y tropezaron… pies que huyeron de la Casa Paterna en un portazo, y hoy añoran la abundancia de tu pan, hecha pedazos…”… la #rosasinporqué acepta los otoños aguardando las primaveras, ausculta los latidos de la tierra y se deja lavar las raíces por la gratuidad… ¿avanzas a pesar de caminar sobre hojas muertas?, ¿te dejas lavar los pies para que tus manos puedan realmente estar al servicio de los demás?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 13,1-15)…