Padre mío, ya que al final hay un juicio sin impunidad

… Padre mío, ya que al final hay un juicio sin impunidad, te pido… júzgame en el amor que te hizo buscarme cuando ciego me perdía y en la Cruz de tu Hijo hallarme como hijo en cada herida… júzgame en el amor que tu Hijo me servía en mis propias manos torpes en cada Eucaristía… júzgame en el amor de tu Madre que en la Cruz escucharía que el que entregaba a su Hijo, le diría Madre mía… júzgame en el amor de tus ángeles que en su cuidado tenían el sueño de aquel niño del que custodios bien se hacían… júzgame en el amor de tus santos que por mí te rezarían para pedir entre todos cuando el menor no volvía… júzgame en el amor de tus mártires que su vida te ofrecían para mostrar que diste a tu Hijo para darnos aún más vida… júzgame en el amor de tu Iglesia que espera el pan de cada día y hasta las migajas celebra colmándose de alegría… júzgame en el amor de mis padres que fecundos se atrevían a traerme hijo al mundo y apostar por la otra vida… júzgame en el amor de tus pobres que me dieron de lo que no tenían, hoy que los tienes contigo dales lo que no pudiste darles en vida… júzgame en el amor de tus niños que sus regalos me traían ya que de Ti bien aprendieron que Aquél que ama así lo hacía… Padre, no me juzgues por mi vida que me perdería… la “rosa sin porqué” es juzgada cada atardecer en el amor gratuito que brinda desde que sale el sol… ¿cómo te preparas para ese encuentro insoslayable y definitivo: esperando misericordia o sólo justicia?, ¿vas con las manos vacías de tus méritos pero llena de los méritos de los demás?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 4,25 – 5,12)…