Pastorear es, a la vez, oficio de padre y de madre

pastorear es, a la vez, oficio de padre y de madre… es tener ojos que vean lejos, que vean hondo, que miren a lo alto… es tener brazos que cuiden en cerco, que carguen al hombro, que den fuerte abrazo… es tener oídos que guarden silencio, que juzguen bien poco, que salven si acaso… es tener pies que entiendan tropiezos, que no teman al lobo, que salgan al paso… y es tener una voz que atraiga a lo bello, que hable por todos, que lleve al descanso… la “rosa sin porqué” es pasto y es pastora de gratuidad, por eso es tan valiosa… ¿asumes tu dimensión de pastor/a, padre y madre, cuidando con tu vida la vida que se te confía?, ¿eres un asalariado en los temas de la vida?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 10,27-30)…