Preguntaste y no obtuviste respuesta

… preguntaste y no obtuviste respuesta… sin duda aguardabas respuestas sonoras… precisiones, infinitas aclaraciones, soñando con los resultados de no sé cuáles cálculos y cuestiones que se te presentan a diario y te sumen en el desconsuelo… y, feroz y amenazante, se alzó el fantasma de tus débitos y obligaciones múltiples, ensombreciendo la esperanza… ¿qué decir?, ¿preguntaste a Dios y Él no te respondió?, ¿Dios «habla» con la sonoridad de tu lógica y de tus cantidades, bien comparadas en las balanzas?… amigo y amiga de la rosa, contempla, en el silencio, esa callada fuente que brota de la gratuidad… no se expresa en lenguajes ni en gestos… ¡ella aguarda y da!… ¿qué da?… eso mismo… ¿qué es eso mismo?, ¿estoy jugando contigo?… no, no es ese juego desacompasado y triste, sin respuestas… ¿qué da?, ¿qué te da?… te da a ti… mejor todavía, te da Él mismo… te da la vida, te participa el Ser… porque Él, ¡en verdad!, es… ¿es ésta una respuesta?… depende de ti… si te sumerges en la realidad y en el misterio aprendes a ser libre y la respuesta brota de la vida… si te atreves a «escuchar» el silencio, el horizonte se despliega… escuchar el silencio, no «escucharte»… ¿quieres respuesta?: atiende a lo esencial, ¡deja ser el ser!… ¡la verdad te hace libre!… la #rosasinporqué deja que la gratuidad le abra sus sentidos interiores y, así, todo lo ve hermoso y bueno… ¿dejas que tus oídos y ojos se abran a la verdad o siguen escuchando y viendo todo desde tu antojadiza subjetivad?, ¿sabías que las cosas son no porque tú las ves, consideras o valoras?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 7,31-37)…