Toda cruz está llamada a quedar vacía

… “caminante peregrino”, ¡qué grande es el horizonte en el alma!… las pruebas, esas «fuentes» con las que tropiezas y te dan un buen baño a cada trecho, tienen el sabor de la bendición… el sabor de una novedad muy rica y profunda, que nunca te debe atemorizar… eres peregrino de los cielos…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, podrán apresar tu cuerpo, pero nunca tu alma… así resuena este soplo de libertad que se genera en el corazón y empuja a descubrir y a seguir siempre más allá… confianza en Aquél que te conforta… una y otra vez: insistir… vuelves y vuelves, elevándote más, cada vez…

… insistir: como las oraciones breves… como las aspiraciones en tu interior, vuelven y tornan y raptan y levantan… porque el Espíritu Santo es ahora Fuego que desciende de lo alto y enciende y se lleva consigo a quien reposa en el altar de su corazón… que tu oración, en esta fiesta e la Exaltación de la Santa Cruz, se eleve con la misma plegaria del Señor, entregando todo al Padre en el Espíritu de Amor…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, experimentas el amor que tanto te ha tenido el Padre… vives colgado y encendido de ese Amor desarmado… respeta las cruces de tus hermanos, que de salvación son oportunidades… toda cruz está llamada a quedar vacía… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (San Juan 3,13-17: “… si, Dios amó tanto al mundo…”)…