Una y otra vez

… una y otra vez… te hallas en el “medio del camino” y en un lugar que “quisieras olvidar”… la gran pregunta obtiene una gran respuesta: el silencio, sin más… a veces es la hora de ausencia de razones… el silencio cubre, celosamente, cualquier “porqué” y posee la virtud de celar, de tal manera, que no puedas sospechar que debajo algo hay… experiencia de lo más insospechado, todavía ausente… deseo, cada vez mayor, de una “altura” que carece de medidas, de calificaciones, de nombres… seguir un derrotero, cuya perspectiva te es, ahora, ignota… amanece un secreto nuevo, el de “siempre” en realidad… ¡pero sólo lo escuchas callando!… no es necesario que decidas esto o aquello… el alma reconoce su camino, cuando el corazón se expande y halla su misterioso espacio… es posible que nazca en ti esa nueva experiencia de libertad, que sólo se alcanza con los años, con el sufrimiento, con el pasar… ese seguimiento inaudito que emprendiste una vez y continuas siempre… *a “rosa sin porqué” es fiel a cada aurora: sigue abriéndose regalando gratuidad… ¿perseveras en el seguimiento aunque tengas que empezar todos los días de nuevo?, ¿te preocupa seguir o avanzar?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 9,57-62)…